Ese día cambió la historia
Se han cumplido 17 años desde el inolvidable clásico Callao-Lima,
donde el Sport Boys venciera 4-3 a Universitario de Deportes. Mucho se ha
hablado de la remontada rosada, luego de haber estado 0-2 y 1-3, pero hay un
error de la mayoría de la prensa tradicional, e incluso de exjugadores,
respecto a lo que pasó en la tribuna.
Para empezar, el defensa José Chacón y el delantero Christian
Jeandeth estaban teniendo un partido pésimo. Tal vez el primero era contagiado
del desorden en defensa, pero lo del argentino era imperdonable.
Quien les escribe estaba en Occidente pegado a Sur –cerca al grueso de la Juventud Rosada, con el inmortal periodista de Economía e hincha del Boys Alejandro “Fúriga” Arce –el rosado que se plantó cara a cara contra Manuel Burga, Lánder Aleman y otros personajes- y otros seguidores de la Misilera.
El primer tiempo había sido aliento, pero los errores de Chacón y Jeandeth provocaban todo tipo de expresiones tribuneras.
“¡Saca a Chacón!”, “¡Saca a Jeandeth!”, le gritábamos a
Jorge Sampaoli, quien había sido expulsado y dirigía al equipo desde la “perrera”
del Estadio Nacional. El primer tiempo había terminado 1-0 a favor de los
cremas, pero nuestra figura había sido el arquero Johny Vegas, quien había
salvado el arco en varias ocasiones.
Empezó la segunda parte, y ponen el 2-0. El equipo había
reaccionado ligeramente, pero los mencionados jugadores seguían siendo unas
rémoras, junto al marcador izquierdo Pedro Plaza. Nadie entendía porqué jugaba
Plaza -por allí decían que era pariente político de un dirigente punteño-, pero no duró más minutos en la cancha.
En medio de cientos de mentadas de madre, Sampaoli mete a Formica
y al “Zorrito” Alva. Es allí donde cambia la historia.
Tras un tiro de esquina, la pelota le queda a Chacón, quien
le mete un puntazo y pone el 1-2. Muchos le dejaron de mentar la madre.
Foto histórica de pioneros de la Juventud Rosada
Sacamos la pelota, y de nuevo el desorden hace que nos metan
un gol: 3-1 para los merengues. Entonces se acabó la paciencia de muchos. Alrededor
de 100 hinchas de Sur salieron de la tribuna.
“La barra abandona al Boys”, dijeron algunos periodistas que
ignoraban lo que realmente pasaba.
El centenar de rosados no se iba del estadio, sino que salió
a cuadrar a Sampaoli para obligarlo a renunciar, por su terquedad con Chacón y
Jeandeth, entre otros puntos muy discutidos entonces. Quienes conocen de fútbol, saben que esto no implicaba violencia física, sino una fuerte llamada de atención.
En esa época no había celular masivo ni Internet como ahora.
Uno escuchaba afuera del estadio que gritaban gol, pero los barristas estaban
tan ofuscados que creían que eran más tantos de la U.
El grupo había llegado a la entrada de Occidente, y estaban
a punto de irrumpir por la puerta principal, donde había una pequeña ventanita
a través de la cual se veía a Sampaoli rodeado de varias personas.
“¡Allí está ese pelado estafador!”, gritó uno, y cuando iban
a tumbar la puerta, Carmona marcó el 4-3 del triunfo en los descuentos del partido.
El “Hombrecito” como le decían al entrenador, dio un saltito
de alegría, pero quienes lo rodeaban lo abrazaban y festejaban.
Fue entonces que los de la Juventud Rosada –entre sorprendidos
y contentos- le “perdonaron la vida” a Sampaoli. Estaban cantando de alegría y
a punto de retirarse, cuando…
Unos 300 miembros de la Trinchera Norte corrían hacia
Occidente para atacar a los de la “Vamos Boys”. A principios de los años 90 no
había la seguridad de ahora, y varias veces malos hinchas cremas habían golpeado
y robado sus banderas a la barra de los “tíos”.
Para mala suerte de estos delincuentes, los amigos de la
Juventud Rosada decidieron hacerles a ellos lo que pretendían con nuestros
hermanos de más edad. Eran 3 veces más, pero esos cremas salieron corriendo,
hasta que llegó un grupo de policías que lanzó bombas
lacrimógenas a los del Boys, creyendo que estos últimos habían empezado los problemas.
Habíamos ganado dentro y fuera de la cancha. La barra se
reconcilió con Sampaoli, con Chacón y con Jeandeth –el argentino había sido
decisivo provocando un penal a De la Haza y marcando el 3-3 transitorio-, y
regresó feliz de la vida al Callao.
Si este grupo de la Juventud Rosada no hubiera salido a buscar
a nuestro entrenador, la “Vamos” habría sido víctima de los malos hinchas de la
U.
Otro jornada de ese año: el 4-2 a domicilio a Cristal
“Las cosas pasan por algo”, dicen siempre los mayores.
Esa es la verdadera historia de lo que pasó, amigos. Claro que hay otros detalles que he preferido no contar aún, porque involucran directamente -en el mejor de los sentidos, por si acaso- a conocidos hinchas, quienes son parte de la historia viviente del club.
¡Vamos Boys Carajo!
1 comentario:
Buena crónica. Ese boys era muy competitivo.
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